Variations autour d'un mot

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La única posesión

Se ha de borrar esta palabra cuando la miente otro.
En el instante en que se forman sus articulaciones
desaparecerá su sangre y el polvo quedará
como una tos en la garganta.
Es el principio de la muerte.
Antes de abrir al mundo las hojas de sus sílabas
todo el jardín de las especies
habrá ya marchitado.
Esta palabra es tuya y no debes dejar
que otros labios se empeñen en nombrarla.
Cuando la luna salga e incite a tu memoria
como lo suele hacer con tu emoción,
mantente firme y enmudece.

Como el fuego y el agua

La muerte es la otra cara de la esfera del sueño
y en torno a ella jugamos ignorando su nombre.
Al sueño de la vida le llamamos la muerte,
pero ella es la hermosura que duerme al otro lado
del párpado y la noche, de otra vigilia nueva
que por negra y brillante suena en el corazón.
La vida, que no es nombre siquiera en el deseo
de esa muerte escondida, permanece en la música
como el mar repartido de esa esfera que vibra.
Un centro que no es centro sino fuego infinito
reclama la angostura del tiempo en que se tocan

La piedra y la memoria

La voz de la memoria nos redime del pozo
donde las piedras caen junto al silencio espeso.
Su timbre nos recuerda que también fuimos piedras
que en el pozo vivieron haciéndose silencio.
Vivir es un estado de voz en la memoria
y la vida es un acto que el pozo me recuerda.
Deja elegir su música pero impone su eco:
el de la piedra oscura y la memoria blanca.

Bruma eterna

Más allá del invierno,
donde ya no reposan las aves migratorias,
más allá del exilio de las aves
más allá de las aves y de su disciplina
-el acto de volar-
una desnuda esencia se nos abre
sin alma y corazón,
más allá de esta especie y atributo.
Un camino de nieve la desgarra.
Es la separación que la naturaleza
ha interpuesto entre ella y cuanto existe:
un nombre blanco y gélido.
Palabra anacarada que duele como vértebra
de todo el universo,
vaho del tiempo y la nada,
bruma eterna.

El río

Mientras ocurre el río
está la nada acariciándolo
desde cualquier parte del cauce.
Agazapada entre las piedras
como animal herido,
espera que el torrente de las aguas
haga rutina su belleza.
Si el río -un accidente de la nada-
impone su ternura,
su coraje y su música,
es para arrebatarnos el paisaje
que en torno a él imaginamos.
Cuando los ojos se concentren
en la fuerza que emana de su primera sílaba,
esa corriente que transporta
los nombres más hermosos de la tierra
será la nada entera

El fuego y la palabra

Hay pétalos ardiendo en el invernadero
y no ha cesado de llover.
Como en la ocultación de este poema
la vida se desgaja entre la hoguera
de cuanto no se dice
y aquello que no saben decir estas palabras
encabalgadas en el sino
de su naturaleza.
Y continúa lloviendo.
Si la tierra mojada fuera un síntoma
de su propia cosecha
todo estaría nombrado por el misterio de las aguas.
Sin embargo ese fuego inextinguible
arranca de raíz la flor y el pensamiento
que luchan con la muerte
y con el acto de nacer.

El espejo y el agua

El movimiento de las olas
se reconoce en los espejos
cuando tu rostro tiembla y fragua
sobre el azogue el tiempo.
Y cuando el mar clama la ausencia
de gaviotas y veleros
ante el cristal se resquebraja
la línea del silencio.
Así la muerte con la vida
muestra su amor al universo
igual que el agua en la mañana
donde te ves más viejo.
Tras acudir a las palabras
para explicarte sus misterios,
entre sus símbolos encuentras
tu más gélido invierno.
Pero aún te queda la certeza
de ser tu propio pensamiento

El aire

Más lejos del ruido de las palabras,
más allá del amor que ellas profesan a su eco
rezuman un quejido como el vaho de la rosa.
Ese es el talismán oculto de los nombres,
la sombra de la música antes de ser sonora.
En el fuego indeleble del abismo
navegan los secretos de las páginas muertas.

Solo de cítara

En ella veo la luz y la palabra pues todo espacio iluminado tiene un nombre que hiere más allá de los nombres y así forman sus gestas las palabras que a otra luz se refieren.
En ella veo los símbolos que ordenan entre la oscuridad la valentía de anticipar un canon para el entendimiento de las otras palabras, otro amor que refiera los susurros del sueño.
En ella veo los sueños y ese espejo donde el idioma es cóncavo y sugiere todo cuanto la noche adelantaba a las otras palabras para verter la luz entre sus sílabas, los huecos del amor.

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