El turismo llegó a las Baleres, principalmente a Mallorca, a principios del siglo XX. En 1905 se creó en la isla más grande el Fomento de Turismo, entidad privada dedicada a dar a conocer la isla fuera y a atraer visitantes. Pero el desarrollo de esta actividad comercial no tomó verdadera fuerza hasta los años 60, cuando empezó la urbanización intensa, y descontrolada, del litoral de Mallorca y de Ibiza, con el único objetivo de hacer hoteles de todas las categorias, chalés y apartamentos para poder hospedar la creciente cantidad de turistas que año tras año venían a las islas procedentes de toda Europa y de América del Norte. Entre los años 60 y 90 la construcción creció en las dos islas de manera descontrolada, igual que el número de habitantes, que se duplicó por la numerosa immigración procedente de las regiones del sur de la Península Ibérica. Hoy las Baleares, que siempre habían sido un país pobre de emigración, tienen un nivel de renta muy alto, a cambio, no obstante, de haber destruído buena parte de su patrimonio natural, fenómeno que se conoce internacionalmente como "balearización". Solamente Menorca y Formentera (a parte de Cabrera, prácticament deshabitada), se han salvado, aunque están continuamente bajo una fuerte presión por parte de los especuladores.

En la imagen vemos la cala de Sant Vicent, al noreste de Ibiza, con una muralla de hoteles cerca del mar, como es normal en la mayoría de playas de Mallorca y de Ibiza. El agua, esto sí que es cierto, está limpia y transparente e invita a un baño, lo que hacen cada año millones de personas en verano en la costa balear.