Bruma eterna

Más allá del invierno,
donde ya no reposan las aves migratorias,
más allá del exilio de las aves
más allá de las aves y de su disciplina
-el acto de volar-
una desnuda esencia se nos abre
sin alma y corazón,
más allá de esta especie y atributo.
Un camino de nieve la desgarra.
Es la separación que la naturaleza
ha interpuesto entre ella y cuanto existe:
un nombre blanco y gélido.
Palabra anacarada que duele como vértebra
de todo el universo,
vaho del tiempo y la nada,
bruma eterna.
Mas en ella hay amor configurado
y una pasión antigua
que todo lo hace nuevo y lo renace.
Hay también una sombra que divide
la lengua de los hombres
en cenizas y en ascuas.
Pero el espacio que ella ocupa
es el principio de otro idioma
que desde aquellos fríos
nos quema e ilumina
más allá del invierno,
más allá de los símbolos y el mar.