Ars Amatoria

(Arte regendus amor)

Sobrada eternidad es una hora
Agustín de Salazar y Torres

Las mozas, que no estaban hechas para oír semejantes retóricas, no respondían palabra
Miguel de Cervantes
No es otro cuerpo, sólo,
quien nos enseña del Amor.
Ni siquiera el gozo con el propio.
Puede revelar parte de su misterio,
pero el placer perfecto
es cuando trenza su experiencia
con la dicha más intensa de la imaginación,
cuando esa hora de locura
se engarza en la experiencia
de lo que hemos leído, visto, madurado.
¿Es igual el amor después o antes
de LAS BODAS DE FÍGARO, de ADA O EL ARDOR, de
ANTONY AND CLEOPATRA,
de lo que con Montaigne hemos sentido,
de Quevedo, de LA CARROZA DE ORO o GILDA?
El brillo del sufrimiento y de las dudas
del deseo, el lujo de lo delicioso
¿igual sin lo que sabemos del siglo XVIII,
sin olvidar lo que sabemos de éste nuestro?
El último sentido del Amor
que es un sentido estético
va siempre más allá.
Es eso que se nos escapa de las manos,
como si quisiéramos tocar un crepúsculo